Existen veces que aunque hagamos todo lo posible por estar sanos y libres de contagio, de igual manera nos enfermaremos. Todas estamos haciendo lo mejor posible por cuidarnos y mantenernos saludables. Sin embargo, es probable que en algún momento podamos sufrir síntomas o contagio.
Lo bueno es que por todos los cuidados y buenos hábitos que se tuvieron antes de que la enfermedad apareciera, ésta será menos fuerte en nosotros y se irá más rápido. Nuestro cuerpo tendrá una "banco de reservas", nutrido de buenos hábitos, alimentación consciente y emociones sanas. Si en este tiempo de pronto te sientes mal, observa exactamente ¿qué es lo que estás sintiendo?
En este texto platicamos en especial de los síntomas de la fiebre, tos seca y cansancio. Si tienes éstos síntomas, consulta con tu médico y sigue sus indicaciones.
En apoyo a lo que te recomiende tu doctor, nosotros te compartimos aquí algunos remedios naturales que le darán a tu cuerpo más herramientas para mejorarse lo antes posible.
En caso de fiebre:
- Come lo más ligero posible. Prueba hacer un arroz aguado con comino. Cocina el arroz como lo haces normalmente, con la diferencia de ponerle en proporción 1 medida de arroz por 4 de agua. El comino y el arroz son fáciles de digerir, lo que le da chance al cuerpo de usar su energía en sanar más que en digerir un alimento pesado.
- Toma jugo de cilantro, para lo cual solamente necesitas licuar un puño de hojas de cilantro con agua, colar bien y tomar dos cucharaditas tres veces al día para ayudar a bajar la fiebre.
- El Té Delicia Ligera con semillas de cilantro, hinojo, comino y un toque de canela es una mezcla maravillosa que te ayudará también a avivar el fuego digestivo, agni, para quemar las toxinas que causan la fiebre.
- Aplica aceite esencial de menta diluido en las plantas de los pies y en la coronilla de la cabeza.
- Sigue tu intuición, a ratos puedes bajar la fiebre tomando un baño con agua tibia y a ratos puedes tomar tés calientes de jengibre, canela, y cúrcuma, y arroparte para hacerte sudar. Escucha tu cuerpo y escoge la mejor manera de aliviarte.
En caso de tos seca:
- Hierve una taza de leche entera animal o vegetal y agrégale media cucharadita de Curcumiel. Tómala antes de dormir para aliviar la irritación en la garganta.
- Hierve agua en una olla. Agrégale hojas de menta frescas (o pueden ser las de una bolsita de té) y después de unos minutos, retira del fuego. Pon la olla en una superficie estable, cubre tu cabeza con una toalla y respira el vaporcito de menta. La menta tiene propiedades antivirales y antibacteriales que te ayudarán a sentir mejor.
- Si tienes dolor de garganta, prepara una mezcla de clavo en polvo y miel natural. Toma de 2 a 3 veces al día. Las propiedades del clavo entumecerán el dolor en la garganta.
- El té de orégano también ayuda a aliviar el dolor de garganta.
- El té de tomillo alivia la tos, alivia la fiebre y pelea contra la infección. También tranquiliza al sistema nervioso.
En caso de cansancio:
- Descansa y duerme lo suficiente, pero no duermas de más. El dormir demasiado causa pesadez en el cuerpo. Es importante encontrar el balance entre el descanso y la actividad que te sea posible y agradable.
- Desconéctate de las redes sociales, de la televisión y hasta de tus series favoritas. Es momento de llevar tu atención hacia adentro. Al estar en la cama puedes llevar tu atención hacia las partes del cuerpo donde sientas mayor molestia. Guía tu respiración profunda hacia esas partes. Con atención, lleva energía sanadora hacia donde más haga te falta.
- Dedica tiempo a la oración, visualización, meditación y agradecimiento.
En general:
- Pasa el mayor tiempo que puedas en la naturaleza o con baños de sol. La vitamina D que nos regala el sol es maravillosa para fortalecer al sistema inmunológico.
- Come bien y natural. Evita alimentos procesados, enlatados, lácteos y azúcares. Prefiere alimentos cocidos y calientes y usa especias en tus comidas.
- Toma tés calientes durante el día.
- La equinacea y el propóleo apoyan también al sistema inmunológico.
- Apóyate en los aceites esenciales. Si tu piel es sensible, dilúyelos y aplícalos en la planta de los pies, en la coronilla de la cabeza, en las sienes y atrás de las orejas.
- Aunque parezca difícil, y te sientas mal muévete lo más que puedas. Estira y levanta los brazos, abre el pecho, respira lo más profundo que sea posible. Todo nuestro cuerpo, nuestros órganos y nuestras células necesitan espacio. La energía necesita espacio para poder fluir correctamente. Aunque sientas ganas de hacerte bolita en la cama y cerrar el pecho, haz lo contrario. Abre, respira, estira y mueve tu cuerpo de la manera que se sienta bien para así permitir el correcto fluir de tu energía sanadora.
- Pase lo que pase, mantén tu buen ánimo. Tus células responden a tus pensamientos. Deja que sientan tus porras, que sientan tu apoyo y dales la fuerza que necesitan para luchar contra lo que les hace daño. Todo pasa, y pronto estarás tan bien como siempre.